AWEN (aah-ooo-enn): Inspiración
- Los tres rayos de luz
- Los tres puntos: Solsticio de Verano, Equinoccios y Solsticio de Invierno
- Los tres circulos de la existencia: Abred, Gywnvd, Ceugant
- Druidas: Sacerdotes (blanco)
- Bardos: Poetas, Historiadores, Músicos (azul)
- Ovates: Los Buscadores, los maestros (verde)
- Quites: Lideres y Reyes
En lenguaje celta y galés significa inspiración o esencia, y simboliza la iluminación espiritual. El símbolo Awen, representa la armonía entre los opuestos. Los rayos de la izquierda y de la derecha simbolizan al hombre y a la mujer, y el rayo central representa la armonía entre ellos.
Awen no es sólo un símbolo, el Awen es el espíritu, el Maná, es algo parecido al concepto del Alma, es el éxtasis. Awen viene de la unión de dos vocablos, “Aw”, que se traduce como “fluido” y”En”, palabra a la que se le da el sentido de “esencia, espíritu”, por lo que el significado final es el de Espíritu Fluido.
Esta Awen es descrita como fuego o como algo líquido.
Significa la iluminación, significa las trascendencias de la conciencia sobre el Ego. Cuando la inspiración llega, el tiempo se detiene, se sobrepasa la idea de tiempo y espacio; se transgrede la identificación, común al pensamiento contemporáneo, de existencia con la idea de la personalidad, del Ego. Se llega al éxtasis.
Por lo que podemos definir a la Awen como el éxtasis del mundo celta.
La búsqueda de lo que llamamos Awen es una búsqueda en pos del espíritu mismo del druidismo, y como tal, abarca muchos caminos. Podemos seguir la búsqueda como historiadores, lingüistas, poetas, filósofos, sacerdotes, magos, chamanes, y bajo muchos otros aspectos. Cada uno, a su propio modo, puede ganar en comprensión y, mientras caminamos por el sendero del druidismo, una de las cosas que descubrimos es que en el entendimiento yace la fuerza.
La primera referencia que tenemos de lo que llamamos Awen la hallamos en la Historia Brittonum de Nennius, un texto latino de alrededor del año 769 de la era cristiana, basado en escrituras anteriores hechas por el monje galés Gildas. Después de aludir al rey Ida de Northumbria, que reinó desde el año 547 al 559, Nennius dice:
“Luego, Talhearn Tad Awen ganó la fama por su poesía.”
Tad significa ‘padre’, así que Talhearn es el padre de lo que llamamos Awen. Esto no nos dice mucho a cerca de lo que puede ser realmente, pero si aceptamos a Nennius como una fuente fiable, sí demuestra que Awen existía como concepto en una época en la que Diarmait mac Cerbaill todavía reinaba como el último rey supremo semi-pagano de Irlanda, y esto tan sólo un siglo, más o menos, después de la misión de San Patricio para conducir a los irlandeses a la Cristiandad.
Los últimos lugares de culto Romano-Británicos habían caído en desuso a lo largo de las dos o tres últimas generaciones; San Columba, en sí el bisnieto de un rey supremo pagano, todavía no había fundado su monasterio en la isla de Iona, desde el cual salía para convertir a los Pictos paganos, y a la misión de San Agustín entre las tribus paganas de los Anglos le faltaban unos cincuenta años para comenzar su andadura. Nuestra primera referencia a lo que llamamos Awen, pues, data de un periodo en que Gran Bretaña e Irlanda estaban todavía en transición desde el Paganismo a la Cristiandad. Esto, junto con las demás pruebas abajo expuestas, indica que es un concepto que permaneció intacto desde el druidismo pagano hasta la tradición de los bardos cristianos.
Para descubrir qué es lo que llamamos Awen, deberíamos considerar primero el significado de la palabra. El sustantivo femenino Awen (y como tal, a partir de ahora la Awen) ha sido traducido como ‘inspiración’, ‘musa’, ‘genio’, e incluso como ‘frenesí poético’. La palabra en sí se forma por la combinación de dos palabras, aw, que significa ‘fluido, flujo’, y en, que significa ‘principio vivo, ser, espíritu, esencial’. Así que se puede traducir como ‘esencia fluida’ o ‘espíritu que fluye’. La próxima etapa de nuestra búsqueda nos lleva a lo que sobrevive de la obra de los Bardos de la Gran Bretaña medieval, que fueron los legados de los restos de la tradición de los Druidas, y los responsables de su transmisión posterior.
Los “así llamados” cuatro libros antiguos del país de Gales; El Libro Blanco de Rhydderch, El Libro Rojo de Hergest, El Libro Negro de Caermarthen, y especialmente El Libro de Taliesín (siglo XIII), contienen un número de poemas que se refieren a la Awen. Hay mucha variedad en las fechas de origen de estos versos. El hecho de que el estilo poético de los bardos es a menudo enigmático y alusivo nos dificulta para establecer qué entendieron los bardos del medievo por el término Awen. No les hacía falta explicar lo que Awen significaba para ellos, ya lo tenían bastante claro, y es evidente que no se molestaron por una posible falta de comprensión en este punto por parte de los que no eran expertos en el arte poético. No obstante, sí hay pistas esparcidas por su obra. El poeta del siglo XII, Llywarch ap Llywelyn (c.1173-1220), también conocido por su espléndido apodo de bardo, Prydydd y Moch, o el poeta de los cerdos’, dice:
“El señor y la señora me darán la dulce Awen como si desde el caldero de Cerirdwen.”
CERRIDWEN Y TALIESÍN: LA DIOSA Y EL BARDO
Aquí, aunque el bardo identifica la Awen como un regalo de Dios, afirma que se le es dado “como fruto del caldero de Ceridwen.” ¿Quién, pues, es Ceridwen? En otro lugar, Prydydd y Moch se refiere a ella como “la regenta de los bardos (rvyf bardoni), un título que varios otros también acreditan. Nuestra fuente más extensa de información sobre ella viene de un tardío cuento en prosa llamado Chwedl (La historia de) Taliesín.
Un bardo histórico llamado así ha sido identificado como alguien que vivió hacia finales del siglo VI, aunque, de los 77 poemas que le han sobrevivido y que se le atribuyen, incluidos los que componen el Libro de Taliesín, la mayoría fueron compuestos mucho después. La versión más antigua de Chwedl Taliesín que tenemos se encuentra en un manuscrito del siglo XVI que evidentemente contiene material mucho más antiguo, dado que se refiere a motivos encontrados en poemas fechados incluso en el siglo IX.
EL CALDERO DE LA INSPIRACION
Existe la tentación de interpretar toda la historia como un manual de instrucciones para la iniciación bárdica. Gwion encuentra tres recipientes transformadores: el caldero, el vientre, y la bolsa de cuero de la cual finalmente sale como Taliesín.
Encuentra a cada uno gracias a las acciones de Ceridwen, que actúa como iniciadora en cada caso. Podríamos incluso especular que los tres recipientes representan a una serie de iniciaciones a los tres grados de bardo, vate y druida: la bebida del caldero abre la mente del bardo al don de la Awen, la estancia en el vientre de la diosa da al vate sabiduría para entenderlo, la prueba de ser abandonado al mar dentro de la bolsa de cuero (¿quizá una barquilla de cuero?) capacita al druida para poder conquistar el último miedo: El de la muerte.
Los dones concedidos a Taliesín por las gotas mágicas del caldero pueden también equivaler a los tres `grados`: inspiración poética para los bardos; la profecía para los vates; cambiarse de forma para los druidas. Es tentador, además, imaginar al caldero de la inspiración almacenando algún brebaje embriagador. Apoyando esta idea hay varias referencias al aguamiel en los poemas de Taliesín, especialmente “La Silla de Taliesín”, que se refiere a aspectos del proceso de elaboración de bebidas alcohólicas y también a una variedad de hierbas, acabando en las líneas que abajo siguen:
“Resplandor radiante ilumina al que elabora el brebaje,
Por encima del caldero de los cinco árboles,
Y el fluir de un río,
Y expandirse el calor,
Y la miel y el trébol,
Y la suprema aguamiel embriagadora,
Como el metal a un jefe guerrero,
El regalo de los Druidas.”
Las tradiciones noreuropeas contienen muchos ejemplos de cómo beber aguamiel puede conferir dones espirituales o mágicos. El dios nórdico Odín bebe del aguamiel mágico llamado Kvasir, de un caldero llamado Odhroerir, ‘Inspiración´, después de seducir a su guardiana, la hija de un gigante. La mitología irlandesa incluso nos presenta a una diosa llamada Meadhbh, cuyo nombre es igual que el de la bebida.
No obstante, debería de tenerse en cuenta el hecho de que nuestros antepasados tenían una relación con el alcohol muy diferente a la nuestra; la cerveza y el aguamiel eran bebidas cotidianas, debido al hecho de que la bacteria que infectaba a los suministros de agua muere durante el proceso de elaboración. Aún así, es más probable que los bardos usaran la libación del caldero de Ceridwen como metáfora para la recepción de la inspiración poética.
Las referencias a las “tres Awen” y “la oda de Ceridwen” nos recuerdan que entonar la palabra Awen tres veces es uno de los métodos empleados por algunos grupos de druidas para abrir el espíritu individual al espíritu de la diosa como fuente de inspiración. El cántico tiene la forma de un mantra largo vibrado en tono bajo, parecido al del Om o Aum Hindú. Que la Awen se cantaba o se entonaba en tiempos pasados es algo que queda claro después de una lectura de varios poemas medievales.
Se refiere aquí a la Awen, “el espíritu que fluye”, como a un río, aparentemente traído del mar por el cántico del poeta. El mar` puede tomarse como referencia al espíritu que nos rodea y que lo abarca todo, el `río` siendo aquella porción que el bardo, a través de su invocación, atrae a sí mismo.
LA CELDA DEL CANTICO
La Awen, pues, puede obtenerse bebiendo del caldero de la diosa, o cantando o entonando cánticos. Otras referencias, aunque muy posteriores, nos dan más maneras en las que se puede obtener la inspiración o la Awen. Las Memorias del Marqués de Clanricarde, publicadas en 1722, contienen una descripción de una escuela de bardos en Irlanda.
Las condiciones aquí descritas son claramente una forma de lo que hoy día llamaríamos depravación sensorial. Las investigaciones del doctor John Lilly y otros han mostrado que esta técnica puede dar lugar a experiencias sensoriales extremadamente nítidas. Un tal Martin Martin aporta una descripción de una práctica similar usada entre los bardos de las islas occidentales de Escocia hacia finales del siglo XVII.
“Ellos (los bardos) cierran sus puertas y ventanas durante todo un día, y se tumban de espaldas con una piedra encima del estómago, y la cabeza tapada con diversas telas, y sus ojos estando tapados, estrujan sus sesos en busca de rétorica o lenguaje poético; y por cierto logran tal habilidad desde esta celda oscura que hay muy pocos que lo entienden…”
Quizá la piedra a la que se refiere aquí sea la mítica Glain Naddair, o ´piedra de víboras’, que se creía engendrada por aquelarres de serpientes copulando en la víspera de la noche del solsticio de verano, acreditada con dones protectores y sanadores.
Esta descripción tiene mucho que ver con la búsqueda del espíritu o visión para obtener poderes, llevado a cabo por `brujos` y curanderos tradicionales en diversas culturas. Tales búsquedas frecuentemente suponen viajes hasta las montañas o zonas desiertas, donde se experimentan sueños iniciáticos, junto con encuentros con animales totémicos o guías espirituales que aparecen bajo forma animal. Éstos, como el halcón de Vaughan, a veces se adentran en el cuerpo del chamán. El halcón fué, por supuesto, una de las formas asumidas por Ceridwen en su persecución de Taliesín, pero, ¿Qué hay del “joven bello, coronado de hojas verdes”? Quizá sea algún dios del bosque veraniego, quizá sea el mismo Taliesín.
La aparición de la inspiración divina en forma de pájaro no es un tema inaudito dentro del paganismo europeo. Un oráculo fue fundado en Dodona después de que el dios Zeus eligió el lugar para hablar, desde las ramas de un roble, en forma de paloma. A la sacerdotisa cuyo oficio era interpretar a la voz del dios en este lugar, a través del susurro de las hojas del roble sagrado, se le conocía como Peliai, o ‘palomas.’
El genio poético de Taliesín, obtenido del caldero de la diosa, fué venerado por generaciones de bardos que, a lo largo de varios siglos, continuaban atribuyéndole poesías, viéndole como el maestro supremo de su arte.
LA POESIA PROFETICA de los AWENYDDIONAWENYDDION
El segundo regalo que concede el caldero es el de la profecía, y profecía mediante la Awen, tal y como fué practicada entre un grupo especializado en su práctica es descrita por Girladus Cambrensis en su Descripción de Gales (traducido por Lewis Thorpe, editado por Penguin Books, 1978, p246ff.), escrita hacia finales del siglo doce. Geraldus afirma que:
“…entre los Galeses hay ciertos individuos llamados Awenddion que se comportan como si estuvieran poseídos.. Cuando les consultas acerca de algún problema, de inmediato se ponen en trance y pierden el control de sus facultades… No contestan a la pregunta que uno les hace de manera lógica. Las palabras fluyen de sus bocas de manera incoherente y aparentemente sin sentido, pero aún así bien expresadas, y si escuchas atentamente a lo que dicen recibirás la solución a tu problema. Cuando todo se ha acabado, se recuperarán de su trance, como gente ordinaria despertándose de un sueño profundo, pero tienes que sacudirlos bien para que recuperen el control de sí mismos. .. Cuando vuelven en sí, no se acuerdan de nada de lo que hayan dicho mientras tanto… Parecen recibir el don de la adivinación a través de visiones que ven en sueños. Algunos tienen la impresión que la miel o leche azucarada ha sido frotada en sus labios, otros dicen que una hoja de papel inscrita de palabras es apretada contra sus labios. Nada mas salir de su trance y recuperarse de sus profecías, eso es lo que afirman que les ha pasado. ..
LA DIOSA BARDICA
En la tradición bárdica, las mujeres pueden llegar a ser encarnaciones individualizadas de la Awen, o de la diosa como musa.
El equivalente más cercano a la Awen en la tradición de los bardos Irlandeses es Danu, o Dana, un término que tiene varios significados relacionados, incluyendo ‘ un don, tesoro, don espiritual u ofrenda’, ‘arte, ciencia, vocación,’ ‘el arte de la poesía,’ ‘poema’ o ‘canción.’ En Irlanda, el término Aes Dana (literalmente la gente del arte magico) denominaba a cualquiera que practicaba las artes bárdicas.
La palabra también puede estar relacionada a Danu, Dana, o Anu, la epónima madre diosa del panteón pagano de los Irlandeses, los Tuatha de Danann, o ‘Tribu de Danu.’ Uno de los textos más antiguos describe a la poesía (es decir, a Dana) como ‘de forma múltiple, de facetas variadas, de magias multitudinarias, una doncella bien abrazada y noble” que se les aparece a los bardos durante el proceso de composición.
Sin embargo, la diosa más asociada con el orden de bardos en Irlanda es Brigit, cuyo nombre significa ‘Doncella,’ o ‘Mujer Bella,’, aunque también se puede interpretar como ‘el Poder del Destino.’ Según el manuscrito Irlandés del siglo nueve, El Glosario de Cormac, Brigit o Brighid era la diosa de las filidecht (es decir, de las artes de los bardos, de la sanación, y de la magia. La misma fuente se refiere a ella como:
“Una Diosa alabada por los poetas debido a la gran y afamada protección que ella les presta.”
Para los celtas, Awen, esta inspiración, este éxtasis, es el Don de Brigit. Pero, ¿qué une a Awen, a ese Espíritu Fluido, cola Diosa Brigit? Están tan unidos ambos conceptos que se asocia e identifica a Brigit como a la misma Awen. Brigit es una diosa antigua y poderosa dentro del mundo celta. Ella es la diosa celta de la sanación, de las artes ,de la magia y la poesía. En Escocia es conocida como Brit y en gales como Brigitte. Posteriormente sería Bretonamente como Brigantia.
Consideradas como manifestaciones de Brigit son, en Gales, Arianrohd, como hija femenina de Dana, y Cerridwen como proveedora de Awen.
Con la llegada de la Era Cristiana, la diosa pagana de los Irlandeses fue reemplazada por un santo del mismo nombre, que asumió muchos de los atributos de su predecesor.
La Awen tiene equivalentes en otras culturas. Ya hemos mencionado a la Shakti hindú, llamada la gran madre del universo, y el espíritu santo de los cristianos, que el escritor Gnóstico Irenaeus llamó ‘la primera mujer,’ o “la madre de todo ser vivo. A una tanto como otra se las ve como la energía empleada por la deidad para crear el Universo, y se les vincula con la sanación y la profecía, dones también asociados con la Awen.
El término Maná, originalmente de los Melanesios, ha sido empleado como término universal para tales fuerzas espirituales.