Conocida también como la Noche de brujas, es una festividad celebrada en gran parte de Europa Central (Walpurgisnacht, en Alemania y Holanda; Valborgsmässoafton, en Suecia; Valborgsaften en Dinamarca Pálení čarodějnic «quemado de las brujas» o Čarodějnice «las brujas» en la República Checa es el Volbriöö en Estonia, Vapunaatto en Finlandia.) y que tiene lugar entre la noche del 30 de abril y el 1º de mayo, es decir, justo 6 meses antes de la Noche de Halloween (31 de octubre).
Cada noche del 30 de abril al 1º de mayo, decenas de miles de personas emprenden el viaje hacia la cadena montañosa y son recibidas por paganos, la fiesta comienza con danzas, luego se enciende una enorme hoguera y retumban los tambores. Extinguidos los fuegos artificiales de la medianoche, se le da la bienvenida a quien traerá consigo la salud y la fecundidad, a la sucesora de todas las brujas: la «Reina de mayo»
En el pasado, los fuegos de la «Walpurgisnacht» eran encendidos precisamente para protegerse de las temidas brujerías.
Durante siglos, en Alemania se creyó que en la madrugada del 1º de mayo las hechiceras celebraban orgiásticos rituales con el diablo. De ese mito nació la «noche de las brujas», que se celebra el día de Santa Walpurga.
Durante siglos, se conservó la creencia de que, en la noche de Walpurgis, las brujas volaban sobre escobas, gatos o cabras hacia Brocken, la montaña más alta de la Sierra del Harz, en el Estado alemán de Sajonia-Anhalt, para celebrar orgiásticos rituales con el mismo diablo en persona. De ahí que la noche de Walpurgis sea conocida también como “noche de brujas”.
En los tiempos previos a la expansión del cristianismo por Europa, la cultura germánica festejaba el inicio del verano en fechas cercanas al primero de mayo. La llegada de días más largos y menos hostiles era motivo suficiente para ahuyentar el invierno con toda clase de ritos. Los cristianos nombraron el 1 de mayo como el día de Santa Walpurga, patrona de las campesinas y sirvientas y considerada protectora del arte de la prestidigitación.
Walpurgisnacht
El origen de la festividad procede de antiguas celebraciones paganas germanas, adorando e invocando a los dioses de la fertilidad la noche del 30 de abril. La tradición señala esta fecha como de transición de la primavera al verano, la festividad de Beltane en honor a Belenos, dios del fuego, prendiendo hogueras para renovar con el humo a los pueblos y a sus habitantes. La festividad resultó adoptada en algunos puntos para usos de brujería; luego fue absorbida por la llegada del cristianismo, atribuyéndole vagos orígenes relacionados con un supuesto cumpleaños de Satanás.
En Noruega, y de acuerdo a una tradición que procede de tiempos vikingos, en Walpurgis se encienden grandes hogueras, con la intención de ahuyentar a los malos espíritus. Cuando Noruega fue cristianizada, esos ritos se combinaron para asociarse a la leyenda de Santa Walpurga, quien fue canonizada el 1º de mayo. La superposición de fechas fue mera coincidencia, pero le permitió a la gente seguir con sus costumbres sin temor a represalias.
También en el norte de Europa se vinculaba esta festividad con la naturaleza. Se adoraba a Waldborg o Waldburga, diosa de la fertilidad, a la que se pedía su intercesión para el buen desarrollo de las cosechas, la llegada de las lluvias en tiempos de sequía o la misma prosperidad de la comunidad en época de dificultades o guerras. Para ello se encendían grandes hogueras, como hacían también los celtas
En Suecia, la noche de Walpurgis se conoce como Valborg y se celebra de maneras diferentes dependiendo de la parte del país.
Para el resto de los suecos esta noche es considerada como una noche de bienvenida a la primavera.
Esta tradición es similar a la noche de San Juan en España que tiene como origen la creencia antigua de que encendiendo estos fuegos se mantienen alejados los espíritus, demonios y brujas. Sin embargo, se cree que la festividad de Walpurgis es muy anterior. Algunos historiadores incluso afirman que su verdadero origen es prehistórico. Otros la asocian a ritos paganos de fertilidad y el origen de la primavera.
Origen Vikingo.
Esta festividad tiene sus orígenes con los vikingos y más tarde fue adoptada por los celtas en la festividad de Beltane, en honor al dios del Fuego, Belenos; el objetivo de esta celebración era dar por terminada la temporada de invierno y, a su vez, dar la bienvenida a la primavera encendiendo hogueras cuyo humo renovaba y purificaba al pueblo, en Walpurgis se encienden grandes hogueras, con la intención de ahuyentar a los malos espíritus.
La iglesia católica pronto absorbió el Beltane y lo asimiló como parte de sus propias festividades. De esta manera, cuando el Papa Adriano II canoniza a Santa Walpurga
Se dice entonces que en la noche de Walpurgis (30 de abril) las brujas salen a reunirse para celebrar sus rituales demoníacos, la gente, por su parte, encienden hoguera para ahuyentar a los espíritus malignos y al día siguiente (1º de mayo) llega la celebración de Santa Walpurga. Algunas teorías afirman que Santa Walpurga es sólo una cristianización de Walpurgis, la diosa de los teutones o bien, de Belenos, el dios del fuego celta, o incluso, de Flora, la diosa romana de la primavera.
Origen de Santa Walpurga
El nombre Walpurgis procede de la misionera inglesa Santa Walpurga de Heidenheim, quien vivió durante el siglo VIII, está rodeada de aspectos legendarios: cuentan que era hija del rey Ricardo el Sajón y de Winna, hermana del apóstol de Germania, San Bonifacio. Walburga había nacido en el condado inglés de Essex. A los once años parece que ingresó en el convento inglés de Winborne, donde pasaría 26 años impregnándose del ambiente místico y religioso de la clausura.
Más tarde se convirtió en monja, cometido para el que parecía haber nacido, llegando a asistir a San Bonifacio, cabeza de la Iglesia en Germania. En el año 748 fue enviada a Germania para ayudar en la predicación a Bonifacio, junto a santa Lioba y otras religiosas. Mientras viajaban desde Inglaterra hacia el Viejo Continente, se levantó una gran tempestad que puso en peligro la embarcación en la que viajaban. Cuenta la leyenda que Walburga se arrodilló en la proa y comenzó a rezar. Poco después el temporal amainó y los marineros, que creyeron hallarse ante un milagro, comenzaron a venerar a Walburga como a una santa.
Su fama comenzó a acrecentarse y vivió en el convento de Heidenheim, fundado por su hermano San Wilibaldo, cerca de Baviera. A la muerte de su hermano se convirtió en abadesa, siendo ya considerada una mujer santa por su comunidad.
El 25 de febrero del 779 fallecía en Heidenheim, pero sus supuestos milagros no terminaron con su muerte. En el 893 el obispo Erchambold abrió la tumba de Walburga y descubrió que su cuerpo estaba inmerso en un aceite de embriagadora fragancia que emanaba de su cuerpo y principalmente, según las crónicas, de su pecho. A partir de entonces comenzó a formar parte del selecto grupo de santos que producen aceite. Existen crónicas que señalan que poco después de la muerte de la santa, más de un siglo antes de que Erchambold abriese su féretro, de su tumba ya brotaba el citado óleo. Durante siglos circularon por toda Europa frascos que contenían el llamado “aceite de Walpurgis”, al que se atribuían propiedades curativas y milagrosas.
Además, algunas partes de su cuerpo fueron distribuidas, cual reliquias, por lugares como Colonia y Amberes, siendo codiciadas por las gentes más poderosas y veneradas por el pueblo. Algunos vendedores de la milagrosa unción afirmaban por los polvorientos caminos que la pócima tenía un gran poder para doblegar a las brujas.
La fecha de la canonización de Walburga se trasladó del 25 de febrero cuando había nacido al 1º de mayo, debido a que este día del año 870 en el calendario sueco se trasladaron sus reliquias hasta Eichstadt, depositándolas en la iglesia de la Santa Cruz, hoy conocida como Iglesia de Santa Walburga, y comenzando así su veneración pública; por lo que se hizo coincidir la Noche de Walpurgis con el día de doblegar a las brujas.
La fecha de la canonización de Walburga se trasladó del 25 de febrero –cuando había nacido al 1º de mayo, debido a que este día del año 870 en el calendario sueco se trasladaron sus reliquias hasta Eichstadt, depositándolas en la iglesia de la Santa Cruz, hoy conocida como Iglesia de Santa Walburga, y comenzando así su veneración pública; por lo que se hizo coincidir la Noche de Walpurgis con el día de la santa alemana, método de las autoridades eclesiásticas para hacer olvidar el paganismo de antiguas celebraciones.
Santa Walburga parece ser una cristianización de la citada deidad celta Beltane, de la diosa teutona Walpurgis y de la Flora romana, la diosa abuela Maia, divinidad de la muerte y la fertilidad como ya apunté