Ma’at: la antigua diosa egipcia de la verdad, la justicia y la rectitud.
Ma’at era una antigua diosa egipcia que personificaba la verdad, la justicia, el equilibrio y la rectitud. Hija de la deidad egipcia del sol, Ra y esposa del dios de la luna Thoth, venía a ser una especie de espíritu de la justicia para los egipcios. Ella era quien decidía si una persona alcanzaría la vida después de la muerte de manera satisfactoria. Para ello, comparaba en una balanza el peso del alma del difunto con el peso de su pluma de la verdad. Además, era la personificación del orden cósmico y representaba la estabilidad del universo. Las escrituras más antiguas en las que se la menciona se remontan al Antiguo Reino de Egipto, hace más de 2.300 años.
La cultura egipcia se centraba en el orden: todo tenía su lugar previsto en el mundo. Esta característica era común a la religión, la sociedad y hasta a los cambios estacionales. La diosa Ma’at nació para representar, precisamente, este concepto de equilibrio y orden y que, de este modo, los egipcios pudieran explicarse el mundo que les rodeaba. Ella era la encargada del movimiento de las estrellas, del cambio de las estaciones y también quien mantenía el equilibrio entre cielo y tierra. Frente a ella se posicionaba la fuerza contraria, conocida en términos antiguos como “isfet” o caos. Los antiguos egipcios creían que el desierto más allá del Nilo era el reino del caos, mientras que el área más cercana al Nilo se consideraba el reino del orden. Juntas, estas dos fuerzas mantenían el mundo en el que vivían en equilibrio y formaban parte importante de la vida diaria egipcia.
Ma’at por lo general era representada bajo la forma de una mujer sentada o de pie con las alas extendidas desplegándose desde sus dos brazos. En otros casos aparecía sosteniendo un cetro en una de sus manos y u n ankh (símbolo de la vida) en la otra. Su estatua solía asentarse sobre una plataforma de piedra que representaba el cimiento estable sobre el que se construye el orden. Un símbolo común asociado a ella era la pluma de avestruz, que casi siempre podía verse como adorno sobre su cabeza. A menudo, la pluma de Ma’at era un rasgo distintivo de su tocado. Con menor frecuencia encontramos imágenes de la diosa sin cabeza y luciendo una pluma en su lugar. En otras imágenes la pluma sola ya expresaba su presencia. Esta pluma acabó representándola tanto a ella como a la idea de equilibrio y orden, y de hecho se convirtió en un símbolo jeroglífico con el significado de “verdad”.
Ma’at es la hija de Ra y en algunos textos esposa de Djehuty. No tuvo su propio santuario, no obstante se entendía que ella estaba presente en todo recinto sagrado donde se mantenía funcionando el “Orden Divino”, manifestación principal de la diosa.
Ma’at se encarna en una simple pluma de avestruz (porque las plumas permiten a las aves tener equilibrio durante el vuelo), y bajo esta forma suele aparecer durante el juicio a los difuntos. Sobre uno de los platillos de la balanza Yinepu coloca una vasija que representa al “ib”, corazón-conciencia del difunto; en el platillo opuesto Ma’at -escondida en la pluma- actúa como contrapeso.
Todo difunto espera ver el fiel de la balanza en perfecto equilibrio pero sabe que no obtendrá lo que quisiera o desea, obtendrá lo que merece. Si es merecedor de una segunda existencia será “justificado” ante el tribunal divino. Si merece un castigo se le dará sin compasión. Ma’at es la justicia divina, y los dioses son los garantes del correcto funcionamiento de esa justicia en todos los ámbitos.
En un sentido abstracto ma’at (con minúscula) representa todas las ideas de equilibrio, justicia, integridad, autenticidad, rectitud y todos los valores que expresan armonía y orden allí donde se los aplique.
El pueblo egipcio en general se dedicaba a vivir “por la ma’at, en la ma’at y para la ma’at”, porque si querían que les ocurrieran cosas buenas, debían primero realizar buenas acciones. Fueron muchos los sabios egipcios que se dedicaron a redactar textos sapienciales que reflejaban las normas morales de la época. Los escolares copiaban estos textos hasta memorizarlos. Aún así, no existen textos que especifiquen qué es ma’at y qué no lo es, seguramente esta incógnita se respondía mediante el sentido común y las buenas costumbres.
El primer garante de la ma’at del mundo era el Rey. Como hijo de Ra debía dedicar todo su esfuerzo a resguardar este Orden primigenio e impedir su vuelta al caos del que surgió. El acto principal del Rey como responsable del orden era la “ofrenda de Ma’at”; el Rey acercaba a la nariz de la divinidad una estatuilla de Ma’at para “alimentar su corazón”, lo que le permitía permanecer eternamente unido a la diosa.
En los Textos de los Sarcófagos el Creador Atúm revela: “Cuando los cielos dormían [es decir cuando se encontraba en un estado inerte, inconsciente], yo vivía con mi hija Ma’at, una dentro de mí, la otra en derredor”. Los egipcios llamaron a este fenómeno “Doble Ma’at”, la conciencia espiritual y la cósmica. La sala donde se realiza la pesada del corazón se denomina “Sala de las Dos Verdades” (Ma’aty).
Ma’at es una de las diosas a la que Akhenatón le rindió especial culto, a partir de su reinado aparece dotada de alas. Otra de sus representaciones es un pedestal que simboliza la “colina primordial” y sobre el cual se asientan los grandes dioses creadores.