La etimología en nórdico antiguo de Gullveig es problemática. El primer elemento, Gull significa “oro”. Sin embargo, el segundo, veig es “oscuro” (elemento presente en varios nombre en nórdico antiguo como Rannveig, Sölveig y Thórveig). También conocida como Gullweig, Heid, Heiðr
Es una gigantesca hechicera que gobierna un bosque negro en los confines del mundo. Está obsesionada con el oro. Lo codicia, lo atesora y no habla de otra cosa que de oro, oro, oro…
En la mitología nórdica, Gullveig era una misteriosa diosa o giganta que inició la guerra entre los Æsir y los Vanir. En una visita que realizó al Asgard, los ases no la soportaron más, por lo cual crearon una hoguera en el centro de Glaðsheimr, mataron a Gullveig y la arrojaron a la hoguera. El problema fue que ella resucitaba, por lo cual los Æsir hicieron tres intentos, pero el resultado era siempre el mismo. Al ver cómo Gullveig salía de la hoguera la empezaron a llamar Heid (“brillante”).
Gullveig está atestiguada únicamente en el poema Völuspá de la Edda poética. En el poema, una völva recuerda que Gullveig fue atravesada por lanzas antes de ser quemada tres veces en la sala de Hárr (Hárr es uno de los nombres de Odín) y sin embargo resucitó las tres veces. La völva dijo que después de que fuera quemada se le llamó Heiðr. Heiðr era una völva que podía realizar grandes hazañas.
En el Völuspá se la menciona, aunque la referencia no parece ni muy clara ni muy positiva:
Recuerda al gran combate,
el primero del mundo,
cuando a Gullveig traspasaron con lanzas,
y en la mansión de Hár la quemaron;
tres veces la quemaron,
tres veces renació,
de nuevo, sin cesar,
y aún sigue viviendo.
Heid la llamaban allí donde iba,
la sabia adivina,
hacía conjuros,
hacía magia siempre,
hacía magia en trance,
era siempre el deleite de las mujeres viles.
Después profundizaremos más en estas palabras (y, por qué no decirlo, la deficiente traducción al castellano que he escogido). En un primer momento, parece que fue Gullveig la que provocó “el gran combate, el primero del mundo”; también está claro que intentaron matarla, atravesándola con lanzas, y quemándola posteriormente, y ella sobrevivió; asimismo, queda claro que es una diosa fuertemente ligada a la magia.
La ejecución de Gullveig, de Lorenz Frolich
Así pues, tenemos a una diosa de la magia, al igual que Freya, que probablemente fuese una Vanir o una giganta, y que provocó el gran conflicto entre Æsir y Vanir.
¿Cuál fue el motivo? Por lo que he investigado, tiene que ver con la utilización que Gullveig hace de sus artes mágicas: al contrario que Freya, quien comparte sus conocimientos con los dioses y los pone al servicio de los Æsir, Gullveig es codiciosa y trabaja a cambio de oro. La prueba de ello la tenemos en su propio nombre: en la primera estrofa del Völuspá en la que se la menciona, se la llama por el nombre de Gullveig, cuya raíz, Gull-, significa “oro”, por lo que su nombre se traduce de muchas formas diferentes, todas ellas relacionadas con este metal: “Rama de oro”, “Bebedora de oro”, y otras muchas interpretaciones; pero hay más, y es que tras los tres intentos de ejecución a los que sobrevive, los dioses comienzan a llamarla Heid, que en nórdico antiguo se escribe Heiðr, y que se traduciría como “brillante”, “reluciente”, o utilizado en sustantivo, “honor”, una palabra relacionada por nuestros ancestros con el prestigio, y también con la riqueza.
Como ven, el nombre de esta diosa es revelador, así como la historia que la acompaña, de la que destacaré dos puntos, a mi entender muy importantes.
En primer lugar, por la dicotomía entre su primer y su segundo nombres, observamos cómo los pueblos germánicos juzgaban la riqueza: por una parte la avaricia es mala, porque el acaparador consiente que le sobren los recursos aun cuando el resto de su clan tiene menos, lo que puede significar sufrir carencias por los miembros más desafortunados; por otro lado, la prosperidad económica es un poderoso símbolo de estatus social, algo necesario y deseable, pues cuando la reputación de un miembro de la comunidad crece, lo hace también el prestigio de la misma en su conjunto.
Por otro lado, tenemos el hecho de que, tras demostrarse sobradamente su capacidades mágicas, tan potentes que hasta le otorgan ciertos matices de una “inmortalidad” sui generis, los dioses la destierran fuera de Asgard, tal vez en las cercanías de Niflheim (aunque no en su interior, pues no está muerta), cerca de la arboleda de Mímir. Esto también es un reflejo de la actitud de nuestros antepasados con respecto a los usuarios de magia: a pesar de que eran respetados, y de que sus poderes eran solicitados de manera natural, no es menos cierto que, en la mayoría de ocasiones, estas personas vivían lejos de los núcleos de población, por lo general en páramos o en mitad del bosque. ¿Temor ante su poder? ¿Desprecio ante su supuesta avaricia? ¿O simplemente tradición?
Llegados a este punto, voy a comentar por dónde iban mis pensamientos: no podía parar de darle vueltas a esa extraña frase al final de la estrofa 22 del Völuspá:
“era siempre el deleite de las mujeres viles”.
¿Trataba Snorri Sturlusson de hacer un guiño a la Iglesia, acabando la descripción de una hechicera con una frase despectiva? ¿O acaso era una mala traducción? Busqué varias fuentes, diferentes traducciones, y todas acababan de un modo similar.
Así que opté por ir directamente a la fuente, el texto original en Dönsk Túnga.
La estrofa 22 dice así:
Héiði hana hétu hvars til húsa kom,völu velspáa, vitti hon ganda;seið hon, hvars hon kunni, seið hon hug leikinn,æ var hon angan illrar brúðar.
Para hablar de la última frase no necesitaba copiar toda la estrofa, lo sé, pero al leerla, descubrí más cosas, que explicaré seguidamente, pero antes, la pregunta:
illrar brúðar significa literalmente “mujeres viles”? Pues no. Ni por asomo, según mi opinión. Brúðar se traduciría, según mis escasos conocimientos, como “novias”; illrar, por contra, sí se podría traducir como “viles”, aunque tal vez sería más correcto tomar la acepción “malignas” o “perjudiciales”.
Es decir, que si aplicamos una visión odinista a la traducción, se podría hablar de unas mujeres con una serie de compromisos adquiridos similares al matrimonio (es decir, que han superado un rito de paso), y que tienen capacidad para hacer maldades, es decir, que son poderosas. Así visto, mi traducción puede ser más compleja, pero decir simplemente “mujeres viles” me resultaba hasta ofensivo.
Pero si observamos el texto en su conjunto, vemos que la traducción que he usado es igual de infame en toda su extensión, y el texto original oculta interesante información para el lector odinista.
Esa extraña reiteración al final de la estrofa 22:
(…) la sabia adivina, hacía conjuros,hacía magia siempre, hacía magia en trance,…
Donde dice “la sabia adivina” en realidad dice que es una völva que realiza Spå, es decir, que si tomamos el término völva como una generalización de “adivina”, podemos ver que en realidad Gullveig es una Spåkóna; lo de “hacía conjuros” es también inexacto: yo propondría “hacía Galðr”, me parece más cercano al texto original; por último, se menciona dos veces el uso del Sejðr por parte de esta desconocida diosa. Cómo cambian los matices cuando se acude a la fuente, ¿verdad? Pues bien, ya que hablamos de interpretaciones, algunos expertos tratan de ver distintas facetas para una misma diosa debido a las similitudes entre Gullveig y Freya: ambas son maestras de Sejðr, Vanir, y tienen debilidad por el oro (no olvidemos que Freya es la dueña del collar Brísingamen, y su gusto por el oro es más que notable). ¿Hablamos de dos diosas diferentes? ¿O tal vez una diosa con dos facetas, una luminosa y hermosa y otra oscura y terrible?
Y antes de acabar, os dejo un último pensamiento: el Völuspá, de donde he sacado el texto principal, se supone que es el relato que una augur realiza a petición de Odín, usando un tono grandilocuente y, en ciertos pasajes, decididamente hostil, sobre el origen y el destino de los Nueve Mundos.
Esta profetisa no es una Norna, y tampoco es Freya. Conoce el origen del Universo y su final, como si siempre hubiese estado ahí, es decir, con un cierto matiz de… inmortalidad. ¿Quién podrá ser esta mujer?