Eran para los druidas plantas sagradas, sobre todo el muérdago, cuya recolección era todo un ritual y tenía una fuerte relación con los dioses y la inmortalidad.
El muérdago, estrechamente ligado al roble el árbol jefe para los celtas, era una planta protectora contra todo hechizo negativo, enfermedades y contra el rayo. Por lo que se consideraba al muérdago una planta que protegía ante todo tipo de circunstancias. La costumbre de colgar ramitas de esta planta cerca de la puerta previene contra las fuerzas malignas, al igual que regalar una ramita, es un acto que refuerza su poder de protección sobre la persona que lo recibe. Sus bayas (que son venenosas), se emplean para realizar hechizos de amor y confeccionar un saquito de ramitas y hojas puestas bajo la almohada, ayudan a conciliar el sueño y evitan las pesadillas. El muérdago (Viscum album), es en realidad un arbolillo semiparásito de hojas siempre verdes, se extiende por todo el territorio euroasiático y siempre se ha utilizado como medicina antiveneno y para aumentar la fecundidad. Actualmente su aplicación terapéutica es como hipotensiva y cardiotónica, provoca la dilatación de los capilares, ayuda a la circulación de la sangre y actúa contra la arteriosclerosis. Al parecer tiene efectos citostáticos (antitumorales), por lo que su investigación es muy importante.
El muérdago era sagrado para los antiguos druidas, un bien para todo mal, físico o mágico. Aparte de sus innegables virtudes para combatir la arteriosclerosis y la tensión arterial, se le atribuía el poder de proteger y curar de forma mágica. Era además considerado un símbolo de paz y un poderoso amuleto protector, además del símbolo de la masculinidad, como contraposición al acebo, que era el símbolo de la femineidad.
Según una antigua superstición, se colgaba sobre las cunas de los niños, para evitar que las hadas los robasen y los sustituyeran por otros. Hay leyendas que dicen que sus poderes mágicos provienen de que fue creado como un elemento que no era del cielo ni de la tierra, ya que sus raíces no tocan nunca la tierra, pero tampoco se sostiene por sí mismo en el aire. De ahí la costumbre de recogerlo sin permitir que caiga al suelo, y de colgarlo del techo.
Se utilizaba con profusión en las festividades asociadas al final del año celta, hacia el 1 de noviembre, y del solsticio de invierno. Con la aparición del cristianismo, entre el pueblo, siguió siendo considerado un buen augurio para sus poseedores, siempre que se hubiera cortado con la debida reverencia, pero su fuerte simbología pagana hizo que cayera en desuso, salvo en lo que se refiere a la tradición “romántica”.
Ya en la antigüedad, se consideraba que besarse debajo de un árbol con muérdago hacía durar el amor o incluso podía iniciarlo. Ése es el significado de la costumbre actual de besar a la pareja debajo del muérdago (colgado normalmente del dintel de una puerta o del techo, a falta de un roble o una encina): se supone que hace perdurar el amor.
Magia con el Muérdago:
Para alejar el mal y limpiar una casa, puede quemarse ramitas y hojitas de muérdago y pasar el humo por toda la casa, desde la parte más interior hacia fuera, es remedio efectivo para expulsar las vibraciones negativas y puede recitarse este conjuro:
“Muérdago sagrado bendice mi hogar
expulsa todo mal para nunca regresar”
El acebo es otra planta protectora especialmente sagrada durante el Solsticio de Invierno. Lo de utilizar acebo como decoración en estas fechas de celebración es similar a la del muérdago, proteger de todo mal el hogar y las personas que habitan en él.
También tiene un fuerte simbolismo de combate contra las energías que nos amenazan. Protege de los rayos y con su madera puede hacerse varitas y bastones sagrados, si se colocan ramitas sobre la puerta actúa como defensor mágico e impide el acceso a las personas o situaciones perjudiciales.
El acebo (Llex aquifolium), se utiliza en los tratamientos de esencias florales de Bach para aquellas personas que son extremadamente celosas, rencorosas y desarrollan grandes deseos de venganza.
Los celtas asignaron a esta planta la protección del dios heroico Cúchulainn, debido al cálido simbolismo de heroísmo y fuerza vital del acebo, que con sus bayas rojas como pequeños soles le valió el puesto de honor entre las plantas celtas por su gran valor ritual para los druidas.
Magia con el Acebo
- Siendo como es una hierba protectora por excelencia, el acebo protege del rayo, del veneno y de los malos espíritus. Plantado alrededor de la casa, protege ésta y a sus moradores de los hechiceros malvados.
- Cuando es arrojado contra animales salvajes, el acebo les hace tumbarse apaciblemente, dejándole a uno en paz, incluso aunque no hayan sido tocados por la planta.
- El agua de acebo)) (en infusión o destilada) se salpica sobre los niños recién nacidos para protegerlos.
- El acebo se lleva también para aumentar la buena suerte, sobre todo en los hombres)), ya que el acebo es una planta “masculina”. (La hiedra es la planta correspondiente a la mujer.)
- También se cuelga alrededor de la casa para obtener buena suerte en Navidad.)) Un viernes, pasada la medianoche, sin hacer ningún ruido, arranque nueve hojas de acebo, preferiblemente de una planta sin espinas (una que tenga las hojas lisas).
- Envuélvalas en un paño blanco, haciendo nueve nudos para unir los extremos. Póngalo debajo de su almohada y tus sueños se harán realidad.
En muchas narraciones mitológicas inglesas y escocesas existe la figura del Rey del Acebo.
Según la sabiduría popular, este árbol se tiene que plantar en los alrededores de la casa para protegerla de los rayos, los ladrones y la desgracia, porque sus espinas alejan los factores negativos.
Es una de las plantas más utilizadas en la tradición céltica, ya que es muy común en el norte de Europa y en las zonas montañosas del centro y del sur.
Al tratarse de una sempervirente, es símbolo de inmortalidad, y se usa para reforzar los rituales y hacerlos duraderos en el tiempo. Es muy fácil conseguir una planta de acebo y tenerla en el balcón; en cambio, está prohibido cogerla de los bosques, porque en muchos países es una especie protegida.En el periodo de Navidad se venden coronas de acebo que pueden secarse y conservarse en las puertas como talismán contra los males.Junto al muérdago, preside las fiestas de Navidad y su presencia garantiza la felicidad (y la ausencia de broncas) durante esas fechas. Quienes se besan bajo un acebo, deseándose un feliz año nuevo, consiguen sus deseos: que ese año sea realmente feliz.
El poder del acebo deriva del color verde de sus hojas, que permanece todo el año y que representa la vida eterna; de sus bayas rojas, que simbolizan la sangre del sacrificio, y de sus espinas, que ahuyentan a los malos espíritus. También es una planta asociada a la fortuna.
Dos ramas cortadas al amanecer permiten descubrir tesoros ocultos y, como amuleto, es la última moda entre los que se dedican a los negocios. Sirve también, como sustitutivo de la margarita, para conocer la suerte. Se le van quitando las espinas mientras se dice: «Soltera, casada, viuda, monja» y lo que coincide en último lugar es lo que el destino nos reserva.
Como pueden apreciar los Celtas tenían un concepto muy avanzado sobre la magia y los rituales que llevaban acabo eran sofisticados y con una sabiduría ancestral… las plantas y arbustos son en la magia blanca muy importantes y aparecen en casi todos los rituales y hechizos , recuerden utilizar la magia con el respeto que se merece
Todo muy interesante .