Júpiter es el quinto planeta del sistema solar. Forma parte de los denominados planetas exteriores o gaseosos. Recibe su nombre del dios romano Júpiter (Zeus en la mitología griega).
Se trata del planeta que ofrece un mayor brillo a lo largo del año dependiendo de su fase. Es, además, después del Sol, el mayor cuerpo celeste del sistema solar, con una masa casi dos veces y media la de los demás planetas juntos (con una masa 318 veces mayor que la de la Tierra y tres veces mayor que la de Saturno, además de ser, en cuanto a volumen, 1317 veces más grande que la Tierra). También es el planeta más antiguo del sistema solar, siendo incluso más antiguo que el sol; este descubrimiento fue realizado por investigadores de la universidad de Münster en Alemania.
Júpiter no retrograda todos los años.
La palabra latina Iuppiter (Júpiter) proviene de las raíces indoeuropeas dyu-, que significa “luz”, y piter, que hace referencia a pater, y que significa “padre”; es decir: El padre de la luz. En cuanto a la palabra latina deus (“dios”), así como su variante divus (“divino”, o “divinidad”), que están ambas en la base de la palabra castellana “Dios”, significan literalmente “ser de luz”, puesto que se entendía que los dioses estaban hechos de la misma materia que la luz. Este origen también está en la base de la palabra Iovis (“Jove”, otro nombre para Júpiter, de donde proviene la palabra castellana “jovial”). Por otra parte, la palabra griega Zeus también procede de una raíz indoeuropea: dyeuis.
En la Astrología
Dignidades y debilidades:
Domicilio: Sagitario y Piscis
Exaltación: Cáncer
Exilio: Géminis y Virgo
Caída: Capricornio
Polaridad: Masculina
Júpiter representa la sociabilidad y va más allá de lo estrictamente personal. Está relacionado con los viajes, la expansión, la comprensión holística, la filosofía, los ideales superiores y las creencias religiosas.
Júpiter tarda aproximadamente un año en atravesar cada uno de los signos del zodiaco, lo que significa que todas las personas nacidas en ese tiempo tendrán a Júpiter en el mismo signo.
El signo en el que se encuentra Júpiter en la carta natal describe la forma en que la persona busca comprender la vida y cómo transmite sus creencias ya sean morales, espirituales o intelectuales.
La casa en la que se encuentra Júpiter en la carta natal representa el área de la vida en la que la persona intenta expandir sus horizontes.
Los planetas que forman aspectos con Júpiter en la carta natal guardan relación con nuestras creencias, en cómo las manifestamos y en nuestro significado propio de la vida.
Correspondencias
Día de la semana: Jueves.
Número: 3
Metal: Estaño.
Minerales: Silice, cromo.
Vitamina: No tiene ninguna asignada.
Nota musical: Si.
Cristales: Lapislázuli, Sodalita.
Colores: Púrpura, rojo con verde, verde, amarillo, turquesa.
Fisiología: Hígado, páncreas, glándula pituitaria, nervio ciático, tumores, elliminación de las grasas, obesidad y exceso.
Obstáculos procedentes de vidas anteriores: Falta de respeto a las enseñanzas religiosas o de cumplir las exigencias del camino espiritual, indulgencia, excesos.
Asociaciones: Abundancia, profeciía, religión, filosofía, conocimiento, expansión, universidades, viajes al extranjero, libros, miel, aceite, seda, fruta, ropa de hombre, mercancías, caballos, aves domésticas, juego, excesos e indulgencia.
Profesiones: Juez, senador, profesor, consejero, abogado, predicador, banquero, inversor, jugador profesional, médico, arzobispo, ministro, canciller, pañero, humorista, mentor, dietista.
Árbol: Roble.
Plantas: Hojas suaves con venas no muy marcadas; hojas grises-azules-verdes; flores rojizas, azules, púrpura o amarillas; pequeñas raíces; plantas con un olor sutil; agrimonia, borraja, diente de león, sdalvia.
Alimentos: Perifollo, endibia, espárrago, higo.
Virtud: Fe.
Vicio: Orgullo.
Lugares: Iglesias, oratorios, palacios, altares, cortes de justicia, moradas magníficas, bosques y arboledas.
En la Mitología
Júpiter (en latín: Iuppiter), también llamado Jove (Iovis), es el principal dios de la mitología romana, padre de dioses y de hombres (pater deorum et hominum). Su equivalente griego es Zeus (en griego antiguo Ζεύς Zéus), aunque esta deidad latina no fue tomada de la mitología griega, como sí ocurrió en otros casos, sino que ambas provienen de la misma figura mitológica indoeuropea. Sus atributos son el águila, el rayo, y el cetro.
En la actualidad, el dios Júpiter es adorado por grupos religiosos de reconstruccionismo pagano como el Camino Romano a los Dioses, Nova Roma, entre otros, que buscan la renovación de la religión romana antigua.
Hijo de Saturno y Ops, Júpiter fue la deidad suprema de la tríada capitolina, integrada además por su hermana y esposa, Juno, y por su hija, Minerva.
El culto a Júpiter, de probable origen sabino, fue introducido en Roma por Numa Pompilio. En el mayor templo romano, construido en su honor en la colina Capitolina, fue venerado como Iuppiter Optimus Maximus (‘Júpiter, el mejor y más grande’), protector de la Ciudad y del Estado romano, de quien emanan la autoridad, las leyes y el orden social. Cicerón le llama numen praestantissimae mentis, «la sobrecogedora presencia de una mente suprema».
Durante la República, era la divinidad a la que el cónsul dirigía sus plegarias al iniciar su mandato. En el Imperio, con la introducción del culto imperial, Júpiter dejó de ser la única personificación de la máxima grandeza, aunque varios emperadores le hicieron su dios tutelar, o bien se incorporaron a sí mismos sus atributos. César Augusto decía tener sueños enviados directamente por Júpiter. Calígula se hizo llamar Optimus Maximus, y comunicó, mediante un puente, su palacio, en el monte palatino con el Templo de Júpiter Capitolino.5
Como ocurre con gran parte de la mitología romana, el mito de Júpiter se ajusta en buena medida al de Zeus, de la mitología griega, con préstamos de la mitología etrusca y con elementos nativos lacios.
Originariamente a Júpiter se le consideró un dios del cielo en relación con el clima y los ciclos agrarios. Después fue protector de la confederación de ciudades latinas, hasta que con el tiempo adoptó atributos acordes al Estado romano, la justicia, el derecho y la autoridad de las leyes, aunque conservó elementos de su anterior concepción, como el de ser portador del rayo al igual que Zeus en la mitología griega; y, al igual que él, finalmente se convirtió en el dios de los dioses.
Jupiter, hijo menor de Coelus (Cronos) y Terra, devoraba a sus propios hijos, cumpliendo así con la condición que su hermano mayor, Titán, le había impuesto para gobernar, de manera que la descendencia de Titán pudiese luego llegar al trono de soberanía sobre el resto de los dioses. Sin embargo, Ops, esposa de Saturno, logró sustraer a Júpiter, Neptuno y Plutón de aquel destino. A Júpiter lo escondió en la isla de Creta, donde la cabra Amaltea lo amamantó. En lugar de Júpiter, Ops le dio a su esposo una piedra envuelta en pañales, que Saturno devoró.
Una vez que hubo crecido, Júpiter hizo guerra contra Titán primero, y después contra su padre, hasta destronarlo. Saturno había devorado a sus hijas, Vesta, Ceres y Juno. Fue necesario, para que las devolviera, un vomitivo preparado por Metis. Enseguida Júpiter asignó a Neptuno el reino de los mares, y a Plutón el Inframundo y luego se casó con Juno, su hermana.