Las Caras De La Diosa

Las Caras de la Diosa

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El concepto de la Diosa Madre ha evolucionado a lo largo de la historia, abarcando una multiplicidad de caras que van desde la creación hasta la destrucción, la vida y la muerte, y la regeneración. Este viaje a través de sus facetas es crucial para entender el poder y el simbolismo de lo femenino en las culturas antiguas, y es un enfoque central en los trabajos de autores como Anne Baring, Jules Cashford, Marija Gimbutas y otros que han profundizado en el mito de la Diosa desde perspectivas históricas, culturales y espirituales.

1. Anne Baring y Jules Cashford: La evolución del mito de la Diosa

En El mito de la Diosa, Baring y Cashford ofrecen un recorrido exhaustivo de la evolución de la Diosa desde el Paleolítico Superior hasta la era moderna. Para ellas, la Diosa es la representación de la totalidad de la vida: la biunidad, un principio femenino que no sólo crea, sino también destruye, regenera y mantiene el equilibrio cósmico.

  • La Gran Madre de la Vida, la Muerte y la Regeneración: En esta visión, la Diosa no sólo es el útero cósmico donde la vida brota, sino también el vientre oscuro donde regresa al morir para ser transformada. La Diosa es el ciclo eterno de creación y destrucción, siendo el útero el portal entre el nacimiento y la muerte.
  • Las aguas primordiales: El mito de las aguas primordiales, que aparece en muchas culturas, simboliza el caos del cual surge la creación. La Diosa se asocia con estas aguas, siendo la fuente tanto del orden como de la destrucción. Es la matriz que da forma y también el vacío que lo engulle todo al final.
  • El huevo cosmogónico y la vulva: Ambos representan el origen de la vida. El huevo cósmico simboliza el potencial de creación, mientras que la vulva es vista como el lugar desde donde la vida emerge, evocando a la vez el misterio del nacimiento y la regeneración.

2. Marija Gimbutas: La Diosa y la cosmovisión indígena europea

Marija Gimbutas dedicó su trabajo a recomponer la cosmovisión indígena europea, demostrando cómo el culto a la Diosa fue central en las culturas preindoeuropeas. Su investigación revela una profunda veneración por lo femenino como fuente de vida, muerte y renacimiento, conceptos que posteriormente fueron eclipsados por la llegada de las culturas patriarcales.

  • La Diosa Ctonia: La diosa asociada a la tierra y al inframundo, que tanto nutre la vida como la recibe al morir. Gimbutas destaca que muchas de las representaciones más antiguas de la Diosa están vinculadas con cuevas y la tierra, que en la mitología simbolizan el útero de donde surge y a donde regresa todo lo vivo.
  • Destrucción y regeneración: Para Gimbutas, la destrucción no es vista negativamente, sino como parte del ciclo natural. La muerte es la precondición del renacimiento, un proceso cíclico que la Diosa gobierna.

3. Josu Naberan: La vuelta de Sugaar y la cultura vasca

En La vuelta de Sugaar, Naberan retoma el trabajo de Gimbutas y lo enlaza con la mitología y la cultura vasca, que ha mantenido vivos muchos de los aspectos de la antigua cosmovisión matriarcal europea. En la tradición vasca, la figura femenina es central, y las diosas como Mari representan tanto la fertilidad como el poder destructivo y caótico de la naturaleza.

  • Mari y Sugaar: Mari, la gran diosa de la mitología vasca, simboliza la naturaleza en su aspecto más feroz y vital, siendo tanto creadora como destructora. Ella es la representación del poder de la tierra, de las montañas y de los elementos, recordando la dualidad inherente en el principio femenino.

4. Ignacio Abella: Europa como el País de los Bosques

Ignacio Abella nos recuerda en sus escritos que Europa, antes de la deforestación masiva, era un “País de los Bosques”, donde los árboles y los bosques eran el hogar y templo de la Diosa Madre. Para Abella, estos bosques eran un símbolo de lo femenino, representando el ciclo natural de vida, muerte y regeneración.

  • El bosque como útero: El bosque es la representación simbólica de lo femenino en muchas culturas europeas, un lugar donde la vida se nutre en la oscuridad y donde la muerte regresa a la tierra para ser transformada.

5. Mircea Eliade: El nexo espiritual de las tradiciones indígenas

Mircea Eliade, en su obra extensa sobre las tradiciones espirituales indígenas, subraya cómo muchas culturas premodernas compartían un entendimiento profundo del principio femenino como fuerza cósmica y creativa. Para Eliade, lo femenino es tanto el caos primigenio como la matriz de la creación, que lleva implícito el poder de la transformación.

  • La diosa de la oscuridad: Eliade destaca que la oscuridad, lo caótico y lo destructivo no eran temidos ni rechazados en las culturas antiguas, sino aceptados como parte integral del ciclo de la vida.

6. Ivar Paulson: Culturas del Ártico y la cosmovisión paleolítica

Ivar Paulson, en su estudio sobre las culturas indígenas del Ártico, descubre costumbres espirituales que mantienen intacta la cosmovisión paleolítica, donde lo femenino es reverenciado en su aspecto cíclico de vida y muerte.

  • Lo femenino en el caos: Para las culturas del Ártico, el caos y la destrucción son vistos como las semillas de la regeneración, y la Diosa es quien da forma al mundo desde el caos primigenio.

7. Casilda Rodrigañez: El universo materno y la rebelión patriarcal

Casilda Rodrigañez, en su obra sobre el universo materno, denuncia cómo las religiones patriarcales han distorsionado y reprimido el poder natural del principio femenino. Ella trabaja para recuperar el entendimiento de que el poder de la vida y la muerte reside en el útero femenino, y que el dolor asociado a este proceso es una construcción cultural patriarcal.

  • El útero y la muerte como regeneración: Rodrigañez sostiene que el útero, símbolo de la creación y la vida, también es el lugar de la regeneración a través de la muerte, donde la destrucción es parte del ciclo natural.

La Diosa en su totalidad: Creación, Caos, Destrucción y Renacimiento

La Diosa, en su forma completa, abarca tanto la vida como la muerte, la luz y la oscuridad, el caos y el orden. Las caras ctónicas de la Diosa, que incluyen su asociación con la oscuridad, el caos primigenio y la destrucción, son esenciales para comprender su naturaleza dual.

En culturas patriarcales, muchas de estas facetas de la Diosa fueron demonizadas, convirtiéndola en una figura aterradora en lugar de venerar su poder natural de transformación. Sin embargo, las diosas “demoníacas” como Kali, Lilith o Hécate representan esa parte vital de la naturaleza que, aunque caótica y destructiva, es necesaria para la regeneración y el equilibrio universal.


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